04/03/14

Ferrol Vello cede a la ruina

El desplome parcial de la casa de Carballo Calero obligó a cerrar la plaza central y otra calle
ROCÍO PITA PARADA
ferrol / la voz  04 de marzo de 2014  10:34

 
Una pared de la casa de Carballo Calero se vino abajo y arrastró cascotes de otros edificios. ÁNGEL MANSO

Ferrol Vello escribió ayer un nuevo capítulo de su interminable drama urbano. Al continuo goteo de desplomes y desprendimientos se le sumó ayer el de un edificio singular, al que el futuro le tiene reservado algo más que la ruina. Una pared medianera de la que se considera la casa natal del intelectual y lingüista ferrolano Ricardo Carballo Calero se vino abajo. Y en su caída, los cascotes arrastraron los de otros edificios colindantes, en un efecto dominó al que teme todo el barrio.
Eso es, al menos, lo que creen los vecinos, porque ocurrió de noche. Y no fue hasta la mañana cuando técnicos de Urbanismo, que estudiaban desde la pasada semana un proyecto para demoler partes del muro que amenazaban con caer, dieron parte a los bomberos. No se preveía la inminencia de la caída que ayer obligó a acordonar la Praza Vella y a cortar el tráfico con vallas y rejas en una de las principales calles del barrio, la de San Francisco.
Comprado por 350.000 euros
En ella se ubica el trío de inmuebles afectados, los números 47, 49 y 51, que ya se encontraban en un estado de ruina muy avanzada. Incluso cuando hace tres años el anterior gobierno municipal cerró su compra conjunta por un importe de 350.000 euros para reconvertirlos en un centro cívico para el barrio, con una parte reservada para recordar la figura del ilustre ferrolano para el que Concello y entidades piden, desde hace años, el Día das Letras Galegas.
El concejal de Urbanismo, Guillermo Evia, supedita a las decisiones de los técnicos las labores a realizar y también el tiempo que los espacios públicos permanecerán cerrados. Entiende que no hay riesgo de que se desplome totalmente el mayor de los edificios, que fue vaciado y que desde hace tiempo luce robustos apuntalamientos metálicos. No obstante, matiza que «son los técnicos los que tienen que hablar». Por el momento, ayer por la tarde, operarios iniciaron la retirada de escombros con un camión grúa y también la retirada de elementos con riesgo de caída. «Que nadie se escandalice. Aquí había lo que había: ruina», dice. El concejal popular lo atribuye a la «herencia» dejada por el anterior gobierno socialista.
Indignación vecinal
El PP se opuso en su día a la compra, al considerar que la tasación era excesiva. Ahora, y pese al creciente deterioro, el gobierno local asegura que mantiene sus planes de rehabilitarlo y convertirlo en un centro de recursos para asociaciones, para el que los presupuestos municipales reservan este año 168.000 euros.
En la plaza central del barrio que dio origen a la ciudad naval la estampa es desoladora, casi irreal, más propia de un escenario de guerra que de una de las principales entradas a la séptima ciudad gallega. A las ruinas de la casa de Carballo Calero se suman las de otros tres edificios. En uno de ellos, sus tripas en forma de escaleras, vigas y otros restos de madera traspasaron los endebles muros y se desparramaron por el interior pero también hacia la vía pública. En otro, hicieron mella las órdenes de ejecución y fue desmontado, hasta dejar solo las piedras de la planta baja. Ahora es un tercero el que amenaza estos restos.
Y con la caída de cada cascote, se levanta la indignación. Como la de una residente que ayer contemplaba impotente las incipientes labores de desescombro. «Ahí hay que meter la pala y punto», sentenció. «Lo que no puede ser es que nos exijan a los particulares lo que el Concello no cumple», añade. Sobre todo, porque de poco sirve el arreglo de un edificio si el de al lado está devorado por una ruina que se contagia inexorablemente a las paredes colindantes. Por ese riesgo, otra calle, la Carmen Curuxeiras, permanece cerrada desde hace un año.

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